11 noviembre 2016

Buen viaje, maestro Leonard Cohen

Me pesa mucho la muerte de Leonard Cohen y no, no voy a decir que lo escucho y lo sigo desde hace siglos. Pero fue muy curiosa la forma cómo lo descubrí.

Debe ser una edición de 1986 (el año no se nota a simple vista ni en el acetato ni en la carátula) y hasta ahora entiendo (treinta años después, juas) que la discográfica CBS en su filial mexicana editaba recopilaciones de temas del momento echando mano de su catálogo de artistas. Por un lado, editó recopilaciones a las que tituló Llena tu cabeza de rock (que perduraron varios años) y por otro Llena tu cabeza de amor con baladas que alcanzaban a llegar a los primeros puestos de las listas de popularidad (la mayoría, que no todas). En una de esas recopilaciones (la de 1986) me encontré con un tema que estaba en el lado B cuyo título era Dance me to the end of love. A mis catorce años me pareció toda una curiosidad, como si fuese algo que lo habían extraído de otra época, sin absolutamente nada qué ver con Wham y su Careless Whisper, ni con Sade y su Smooth Operator o con Paul Young y su Everytime you go away, sin embargo, me gustó.

Con el paso de los años, Leonard Cohen se fue haciendo más presente y creo que es una de esas 'herencias musicales' que le debo a la estación de radio Rock 101. Para 1990 el soundtrack de la película Pump Up the Volume incluyó una versión de Everybody Knows de Cohen interpretada por Concrete Blonde y pronto se convirtió en el tema más escuchado. Pronto también se empezó a escuchar la versión original y Cohen se hizo más presente.

Varios soundtracks de películas han echado mano de temas de Cohen y quizás han sido la mejor forma para conocerlo y reconocerlo fuera de los circuitos donde se movía. Y a pesar de no ser un intérprete que se encuentre en los top ten, es un artista apreciado cuyo voz parecida al 'dark chocolate' como lo calificó Neil Gaiman, siempre tiene un dejo no sólo de nostalgia sino de feliz derrota, de pérdida asumida.

Da qué pensar que artistas tan grandes como David Bowie y Leonard Cohen hayan percibido que su tiempo se terminaba, así que sus últimos trabajos son como una despedida agridulce.

Buen viaje, maestro Leonard Cohen.











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