29 abril 2008

"Nos amaremos después de la muerte"

André Gorz y su esposa Dorine, fotografiados por Daniel Mordzinski en 1999


A veces creemos o nos hacemos a la idea de que el amor eterno sólo se da en las novelas, en las antiguas, para ser más exactos. Hoy casi nadie apuesta por el amor para siempre y justifica este pensamiento fatalista emparejándolo con el tipo de vida que llevamos: el ritmo frenético, los sentimientos desechables y un sin vivir que nos asfixia en todos los sentidos.

Sin embargo, aún hay muestras de que si realmente hemos tenido la suerte de encontrar al amor de nuestra vida y de tener la fortuna de estar a su lado, el amor puede ser para siempre, aún después de la muerte.


Nos amaremos después de la muerte.
En 'Carta a D.', el pensador André Gorz anticipa su suicidio junto a su esposa, Dorine

"Acabas de cumplir 82 años. Has encogido seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca". Así comienza la maravillosa carta en forma de libro que el filósofo y periodista André Gorz escribe a su mujer, Dorine, pocos meses antes de que los dos apareciesen muertos en su casita de Vosnon, en Francia. No hubo dudas de que se trató de un suicidio compartido: ante la enfermedad terminal y los sufrimientos de ella, decidieron poner punto final a sus vidas.

Carta a D. (que acaba de publicar Paidós en su nueva colección El arco de Ulises) es la historia de un amor que duró casi seis décadas entre el precursor de la ecología política André Gorz y su principal cómplice personal e intelectual durante ese recorrido, su mujer Dorine. Ahora que se conmemoran los primeros 40 años de Mayo del 68, conviene no olvidar a uno de los hombres que con su pensamiento precedió a estos acontecimientos y estableció una relación dialéctica con esa revolución que muchos miembros de una generación quisieron tanto.

Judío austriaco, nacido en 1923, Gorz perteneció a la cultura francesa, primero desde Lausana (donde conoció a la inglesa que será el amor de su vida) y sobre todo desde París, donde co-fundó (con Jean Daniel) el semanario Le Nouvel Observateur con Sartre y Simone de Beauvoir -El Castor- al frente.

Su vida intelectual se dividió en dos partes; en la primera, más periodista que filósofo, dedicaba todas sus esfuerzos al primer oficio, y sólo las noches y los fines de semana al ensayo. Comenzó haciendo la revista de prensa internacional de un vespertino de la capital francesa, Paris-Presse; a partir de ese momento y durante las siguientes tres décadas, toda la documentación de sus artículos se la preparó Dorine, generando un fortísimo grado de dependencia de ella.

A los 60 años, detectada ya la espantosa enfermedad degenerativa de su mujer, que conllevaba unas terribles y progresivas migrañas para las que no había solución médica, Gorz decide jubilarse y atenderla. Ésta es una de las partes más bellas del libro: "Me pregunté qué era lo accidental a lo que debía renunciar para concentrarme en lo esencial". Además, había llegado a la conclusión de que para entender con la profundidad del ensayista el alcance de las conmociones que se anunciaban en todos los ámbitos (faltaba poco tiempo para que cayera el muro de Berlín), necesitaba más espacio y tiempo de reflexión del que permite el ejercicio del periodismo con dedicación exclusiva.

Gorz pasó los últimos 23 años de su vida trabajando fuera de Le Nouvel Observateur ("Me sorprendió que mi salida de la revista no fuera penosa ni para mí ni para los otros", dice en una excelente cura de humildad), acompañando a D. en su enfermedad.

En ese tiempo publicó seis libros y centenares de artículos (muchos de ellos en EL PAÍS, sobre todo en el suplemento Temas de nuestra época), en los que está reunido su principal corpus teórico: las formas y los objetivos clásicos de la lucha de clases no podían cambiar la sociedad, luego la lógica sindical ha de desplazarse hacia otros territorios; la carrera del crecimiento económico implica multitud de catástrofes que pondrán en peligro la vida humana; la producción no está a nuestro servicio, sino que nosotros estamos al servicio de la producción.

Carta a D. es la historia de una complicidad que recorre buena parte del siglo XX, y también un ajuste de cuentas del autor consigo mismo. Gorz y D. eran conscientes de que les unía "un vínculo invisible", basado en la experiencia de la inseguridad: su lugar en el mundo no está garantizado y sólo tendrán lo que logren hacer. Su universo es precario y en este sentido recuerdan un poco a la experiencia de otro judío austriaco universal de medio siglo antes, Stefan Zweig, que también se suicidó con su esposa, aunque por otros motivos (desesperados por el avance de la peste parda del nazismo).

"Seremos lo que hagamos juntos", le dice André a D., que se enfrentan a lo que pasa a su alrededor desde diferentes posiciones: el filósofo y periodista, desde las grandes construcciones teóricas, que necesitaba para orientarse en el mundo intelectual aunque fuese para cuestionarlas; Dorine no precisa esas prótesis psíquicas que son las doctrinas y sistemas de pensamiento, sino que entiende que sin las intuiciones y los afectos no puede haber inteligencia ni sentido. Cabeza y corazón.

El ajuste de cuentas llega en forma de arrepentimiento, cuando se da cuenta de que entre lo que piensa y practica y su vida personal hay una distancia que no ha recorrido con su compañera: "¿Por qué estás tan poco presente en lo que he escrito si nuestra unión ha sido lo más importante de mi vida?". Gorz cae en el prestigio intelectual del fracaso cuando valora que su enamoramiento de Dorine, su vida en común y su apoyo intelectual son demasiado banales, demasiado privados, demasiado comunes: no eran temas apropiados para permitirle acceder a lo universal. "Me sentía cómodo en la estrategia del fracaso y la aniquilación, no en la de la afirmación y el éxito". Sólo un amor naufragado, imposible, concedía nobleza literaria.

Gorz se consideraba ante todo un escritor. Y a reflexionar sobre la escritura dedica otra parte de este precioso libro, publicado en una cuidadosísima edición. La primera meta de alguien que no puede vivir sin escribir no es lo que escribe; su verdadera necesidad es escribir. Escribir, o sea, ausentarse del mundo y de sí mismo para convertirlo en materia de elaboración literaria. Sólo de modo secundario se plantea la cuestión del tema tratado; el tema es la condición necesaria, necesariamente contingente, de la producción del escritor. Cualquier tema es bueno si permite escribir: el escribiente se convierte en escritor cuando su necesidad de escribir se apoya en un tema que permite y exige que esta necesidad se organice como proyecto.

La Carta a D. termina como empezó. Como una reivindicación del amor. Merece reproducir su último párrafo, de extraordinaria calidad literaria, pleno de una melancolía a la que el autor está dispuesto a poner pronto remedio con la muerte compartida. No le añadamos ni una coma y leámoslo sin respirar: "Recién acabas de cumplir 82 años. Y sigues siendo bella, elegante y deseable. Hace 58 que vivimos juntos y te amo más que nunca. Hace poco volví a enamorarme de ti una vez más y llevo de nuevo en mí un vacío devorador que sólo sacia tu cuerpo apretado contra el mío. Por la noche veo la silueta de un hombre que, en una carretera vacía y en un paisaje desierto, camina detrás de un coche fúnebre. Es a ti a quien lleva esa carroza. No quiero asistir a tu incineración; no quiero recibir un frasco con tus cenizas. Oigo la voz de Kathleen Ferrier que canta Die Welt ist leer, Ich will nicht leben mehr [El mundo está vacío, no quiero vivir más] y me despierto. Espío tu respiración, mi mano te acaricia. A ninguno de los dos nos gustaría tener que sobrevivir a la muerte del otro. A menudo nos hemos dicho que, en el caso de tener una segunda vida, nos gustaría pasarla juntos".


Joaquín Estefanía
Diario El País
29 de abril de 2008

28 abril 2008

Un vicio secreto



Anjelica Huston y Lipp Jenns, fotografiados por Bob Richardson, Vogue Italia, 1972


Cuando decido revelar uno de mis vicios secretos, jejeje, siempre viene a mi mente aquella escena de la película Flashdance, donde le preguntan a la protagonista interpretada por Jennifer Beals, por qué en sus ratos libres como soldadora en una fábrica, se dedica a hojear la revista Vogue en su edición francesa. Ella simplemente se alza de hombros y dice que a pesar de no entender el francés, lo que más disfruta son las fotos.

Podría decirse que un "alma mundana" no puede ser capaz de apreciar lo que transmite el arte de la fotografía, pero nada más lejos de la realidad. Yo no he estudiado fotografía (uno de mis anhelos más preciados que se quedó en el camino) pero desde pequeña comencé a sentirme atraída por la fotografía, sobre todo la de moda. Tal vez sea algo inevitable a mi pasión por el mundo de la alta costura que ha generado (menos mal, hahaha) sólo en una admiración tremenda por varios diseñadores. De pequeña, quizá como todos, dibujaba mucho y en algún momento comencé a "diseñar". Hasta hace algunos años, no dejé de hacerlo e inclusive un amiguete que durante un tiempo se dedicó a realizar ropa, pudo dar forma a algunos de mis diseños aunque sólo fue de forma particular.

La culpa de todo la tiene mi madre, jejeje. Ella admiraba a Coco Chanel y siempre que venía a cuento (y cuando no, también, hahaha) me contaba su historia de superación y coraje y por supuesto, la huella imborrable que dejó en la historia de la moda. Posteriormente, descubrí las revistas de moda (sí, fue inevitable la Vogue norteamericana, Vanity Fair, la Marie Claire francesa, la Elle y también la W) y poco a poco se fue definiendo mi gusto particular por algunos fotógrafos y sobre todo por el estilo blanco y negro. Pronto las paredes de mi habitación así como carpetas y cuadernos, se vieron invadidos por los recortes que convertía en collages que hacía no sólo con los diseños que me gustaran (recuerdo mucho una foto de la top model Linda Evangelista en 1990 posando con un vestido de Versace color azul purísima con unos cocodrilos de bisutería en los tirantes que se cruzaban en la espalda), sino de fotos completas de editoriales que siempre me transmitían algo.

No soy una experta en fotografía pero creo reconocer lo que vale la pena por transgresor pero con ojo estético y lo puramente guarro sin gusto, ni forma, ni estilo. Ya lo he dicho: prefiero la fotografía en blanco y negro al color y en el caso de la fotografía de moda: los editoriales creativos y artísticos.

Poco a poco he ido conociendo y admirando el trabajo de fotógrafos como Mario Testino, Helmut Newton, Richard Avedon , Steven Meisel (lo descubrí a partir del trabajo que hizo con Madonna en su libro Sex), Annie Leibovitz, Jean-Baptiste Mondino (quien también ha dirigido videos musicales), Steve Klein y Herb Ritts (uno más que también ha dirigido videos como el de Wicked Game de Chris Isaak) entre otros que quizá no recuerdo en este momento que además han hecho magníficos trabajos retratando a estrellas de cine y músicos, la mayoría rockeros. O algunos que no conozco y que ha sido muy grato descubrirlos como Bob Richardson, gracias a un artículo publicado en la revista Yo Dona que todos los sábados publica el periódico El Mundo.

Es curioso que siendo una figura de culto dentro del mundo de la fotografía underground, por así llamarlo, y que causó una pequeña gran revolución a finales de los 60 principios de los 70 en la fotografía de moda, apenas haya información en la red. Sólo a partir de su muerte (2006) y de la publicación de un libro escrito por su hijo (2007) quien también es fotógrafo, hay archivos de diferentes diarios y blogs que hablan sobre él. Y acaso un puñado de fotos que han sido utilizadas como kit de prensa al ser extraídas del libro. Así que me quedo con ganas de ver todo el editorial que hizo con una jovencísima y misteriosa Anjelica Huston con ropa de Valentino y ambientación decadente nazi para la revista Vogue italiana en 1972, por ejemplo.


Aquí dejo el artículo sobre Bob Richardson, que lo disfruten:



A propósito de Richardson

Bob Richardson insufló vida a a la fotografía de moda mostrando a modelos que, lejos de existir en un mundo perfecto, sufrían, lloraban, deseaban. Su hijo Terry edita un libro que recoge sus mejores imágenes, paralelas a una existencia marcada por el drama.

¿Qué pasa cuando la realidad tozuda, sucia, palpitante, irrumpe en un universo como la moda, lleno de imágenes absolutamente controladas por las reglas de la belleza y el mercado? Pues que el establishment saca la tarjeta roja (esto es lo habitual: el consumo de marcas no busca individuos, sino consumidores; no quiere verosimilitud, sino sueños) y arrebata al autor su condición de tal. Una cosa es diseñar escenarios y situaciones epatantes (clínicas de cirugía estética, la guerra de Irak) para mostrar la ropa que mueve al mundo, y otra bien distinta hacer que hable el mundo que se mueve dentro de esa misma ropa. ¿Acaso le interesa lo que tiene que decir?

Son muy pocos los autores que, hoy por hoy, logran narrar más allá de la siempre apreciable persecución de la belleza dentro de la fotografía de moda. Y, aunque el espíritu de los tiempos y un determinado y fluctuante modelo de mujer van inextricablemente unidos a estas instanténeas, apenas es posible rescatar editoriales que superen la prueba del tiempo, que hayan logrado ser algo más que un escaparate con fecha de caducidad. Desde luego, en su contexto, no están obligados a pretender nada más. Sin embargo, aún existen genuinos creadores que exploran un territorio cada vez más coercitivo, elevando el género (si es que se puede denominar como tal) a una altura superior a la exigida por el cuché.

Bob Richardson (Long Island, 1928; Manhattan, 2006) fue uno de esos románticos que empujaron las márgenes del editorial comercial hasta hacerlo palpitar con el aliento entrecortado y violento de final de los 60 y 70, sus años de esplendor. La felicidad algo pueril de aquellas maravillosas décadas (recordemos: minifaldas, Beatles, swinging London y demás tópicos) se tornó a través de su lente un turbulento panorama de emociones, un pantone interminable de sentimientos que ha convertido sus fotos en humanas y, por tanto, inmortales. Sus modelos no eran protagonistas de cuentos de glamour y éxito, sino que lloraban, se consumían de soledad o del deseo, sufrían. "No hay manuales con su técnica ni le han dado premios, pero existe la escuela de fotografía Bob Richardson", ha admitido Bruce Weber, quien, junto con Steven Meisel o Peter Lindberg, reconoce que el artista abrió camino para una manera muy particular de hacer. "Su escuela es la antiescuela. Él fue el primero es subexponer la película, en no enseñar la ropa".

La importancia de su trabajo la resumió como nadie Ruth Ansel, directora de arte de la revista Harper's Bazaar de 1963 a 1971: "Bob fue el primer fotógrafo de moda que mostró las auténticas y complejas emociones femeninas. Le movía el impulso de acabar con todo los artificios, algo que me sedujo inmediatamente. Él acabó con el culto a la mujer ideal y redefinió la belleza moderna. Lo que realmente le fascinaban eran las mujeres en permanente lucha por liberarse de su pasado, mujeres con vidas reales y emociones reales: independientes, deprimidas, que lloraban, mantenían relaciones sexuales, tomaban drogas, se peleaban con sus amantes y, en suma, vivían sus vidas como si fueran oscuros dramas de Antionioni. Él fue el único fotógrafo que hizo que Avedon se cuestionara su propio trabajo".

Hoy sería imposible fotografiar editoriales como los que Bob sacó adelante. Para los mejores tuvo de cómplice a Anjelica Huston, con la que mantuvo una relación sentimental que se alargó cuatro años. Nadie la ha retratado como lo hizo Bob. Y, desde luego, nadie la ha mostrado tan guapa. La conoció cuando ella tenía sólo 18 y era una estudiante más en Nueva York. A principios de los 70, justo después del estreno de La caída de los dioses, de Visconti, decidió dar una visión megadecadente, muy romana, de Valentino, que se plasmó en Anjelica paseando del brazo de un militar nazi por las calles de Roma. En una serie sobre Irlanda, la inmortalizó llevando una pistola y con sangre en el pecho. Concidió con los momentos de mayor actividad del IRA. "A Bob le encantaba provocar shocks. Era un reflejo de su propio interior convulsionado. Sus fotos siempre tenían un subtexto que hablaba de su estado de ánimo, de él", recordaba Anjelica Huston en los días posteriores a su fallecimiento.

En la década de los 80, los años de excesos hicieron mella en Richardson, que también debía pagar la factura de una enfermedad mental (esquizofrenia) que sufría desde joven, pero que ocultaba para seguir trabajando. Pasó muchos años vagando por el sur de California como un homeless, solo, olvidado y enfermo, ya que su rudeza le había hechop cortar todos los lazos con la familia. En 1989, un prestigioso historiador del Arte, Martin Harrison, se hizo cargo de él y le pagó una habitación de hotel en San Francisco, mientras orquestaba su vuelta a las revistas con la ayuda de Terry, hijo de su segundo matrimonio con la actriz Norma Kessler (Bob tuvo otra hija, Margaret, de una primera unión, pero nunca mantuvo el contacto con ella ni con su madre). En ese momento, su hijo ya tenía cierta influencia en el negocio gracias a sus campañas para Sisley o Gucci, y comenzaba a cimentar su propia reputación de rebelde versión fin de siglo: mucho sexo, mucha provocación, mucho rock & roll, pero con los pies en la tierra y el dinero en la cuenta corriente. "Las fotos de mi padre son más oscuras y decadentes y, a la vez, tremendamente humanas y reales. Las mías son más luminosas, tienen más energía, respiran sexo y exceso, espontaneidad", dice Terry.

Todos los esfuerzos por volver a encauzarle en la industria fueron en vano. Richardson era absolutamente inflexible en su forma de trabajar y en su forma de vivir. En 1995, le contaba a Ingrid Sischy, editora de la revista Interview: "Siempre he querido introducir la realidad en mis fotografías. Sexo, drogas y rock & roll: eso era lo que estaba pasando cuando yo empecé a disparar. Y yo iba a ayudar a que ocurriera eso y más. Pero nadie quería ver eso en América. ¡Algunos editores de moda aún llevaban guantes blancos a los desfiles!". Era imposible mantener bajo control a una personalidad tan turbulenta, sin embargo, terminó apaciblemente sus días en le sofá de su casa neoyorquina. Por aquellas fechas, mientras se caían los encargos que le habían conseguido en las mejores cabeceras, se lamentaba: "Las revistas norteamericanas están llenas de cobardes. Gente como Liz Tilberis (de Harper's Bazzar) y Anna Wintour (de Vogue) debería estar avergonzadas de sí mismas. La mayoría de las fotos que publican no valen nada. Nueva York ha triunfado definitivamente en su carrera por elevar la mediocridad a una forma de arte".



-Lola Fernández-
Yo Dona Magazine
Diario El Mundo
26 de abril 2008

24 abril 2008

Pongan un libro en su vida


Uno de los mayores temores que conservo en mi interior es la extinción de los libros como objetos, como pequeñas joyas que aún podemos acunar en nuestras manos, palparlas, descifrar los rumores que emergen de sus páginas y que nos dicen de qué papel están hechas así como hasta olerlas cuando recién han salido de la imprenta, jejeje.

Sueno cuasi apocalíptica, lo sé, pero esto del poder de la Red y todo lo que implica, a veces dá mucho miedo aunque también despierte fascinación. Espero que nunca llegue ese día en que el libro como tal, hasta pueda estorbarnos y decidamos leer a través de una pantalla (que yo lo intento con algún e-book, pero al cabo de un tiempo me duelen los ojos y no soporto los destellos blanquecinos) única y exclusivamente. Hace algunos meses leí en el periódico que en noviembre se lanzó a la venta el Kindle: un lector de libros electrónicos patrocinado por el portal Amazon y cuyo objetivo es convertirse en el "iPod de la lectura" emulando y ampliando la experiencia de la lectura. Kindle apuesta por tecnología de E-Ink, tendrá conectividad inalámbrica (EVDO, 2.5G norteamericana), pesará 600 gramos y costará 400 dólares. La conexión será una de las claves del dispositivo. La idea es que desde cualquier lugar se pueda adquirir el libro que quieras y acceder a las revistas, periódicos y blogs a los que estás suscrito. Además se podrá utilizar Google, la wikipedia o navegar siguiendo los enlaces de los mismos. Amazon Kindle podrá almacenar alrededor de 200 libros y tendrá una autonomía de nueve treinta horas. El precio por libro rondará los 10 dólares. Por su parte Google planearía servir, con el acuerdo del editor, y a un precio fijado por éste (que sería una fracción del precio del libro en papel), libros digitalizados.

En algún blog leí también la crítica feroz de que este aparatejo va destinado principalmente para el consumidor de 30 años en adelante que mantiene una relación fetichista con el libro como objeto-símbolo de la cultura... Aunque al autor de dicho blog le queda el "consuelo" de que para las generaciones venideras ya no significará eso puesto que han crecido teniendo acceso a la cultura y a la información a través de una pantalla. Pues vaya forma de consolarse, digo yo. Sí, ya sé eso de la globalización, las nuevas tecnologías y la madre que los parió, pero yo insisto que tanta información causa desinformación. Ahora cualquier cualquiera se pega un viaje por la red con escalas mínimas y se auto-proclama un experto en todo lo que se nos pueda ocurrir.

De pronto, me pongo a pensar que aquella imagen "mítica" del amanuense medieval, casi siempre un monje, que era algo así como el guardián de la saber antiguo, valdrá sólo para los cuentos y las novelas históricas ficticias, jo.

Y espero que tampoco llegue el día en que cuasi tengamos que convertirnos en traficantes ya no de incunables, hahaha, sino de simple y sencillamente, por ejemplo, de las primeras ediciones de tal o cual libro de autores hoy reconocidos. Es que, en serio, el futuro para los que amamos los libros y el placer de la lectura, nos lo pintan muy negro.

Yo, como soy fiel creyente de que los niños imitan todo lo que hacen sus padres (y a veces con una precisión que dá verdadero miedo, hahaha) procuro que mi Happy Demon tenga el "buen ejemplo" de que vea a sus padres leyendo lo mismo un periódico que un libro. Y a pesar de que yo no fui la clásica niña a la que su madre le leía cuentos mientras agarraba sueño, hahaha, pues mi progenitora fue más partidaria de aquello de la tradición oral y contarme historias lo mismo siniestras y macabras que hasta históricas, jejeje, muchas veces procuro leerle algo a mi nano. A veces, él decide y me sorprende con El Corsario Negro, por ejemplo, jejeje. Será que recuerda que se lo leía en voz alta cuando aún estaba en mi barriga. Otras veces, aunque aún no sabe leer, claro está, me pide que le dé un libro y lo empieza a hojear aunque no tenga imágenes. A ver si como dicen por ahí: de la costumbre surja el cariño, hahaha.

Ayer, en este lado del mundo, se festejó el Día del Libro en conmemoración de la muerte de Cervantes (que, según sus biógrafos, murió el 22 de abril de 1616 pero fue enterrado hasta el día siguiente) y de la casualidad (misma fecha y mismo año) controvertida de la también muerte de Shakespeare. La controversia surge porque hay una diferencia de calendarios usados: la fecha de Shakespeare se refiere al calendario juliano (basado en el movimento del sol para medir el tiempo), vigente entonces en Inglaterra. En tanto que en los países católicos ya había entrado en vigor el gregoriano. En realidad, la muerte de Shakespeare tuvo lugar diez días después de la de Cervantes (según los autores, se fecha en el 3 o en el 4 de mayo del calendario gregoriano). En fin, que aquí el que "rifa" es Cervantes y por lo tanto, el 23 de abril es el Día del Libro.

Hubo festejos, lecturas, firmas de libros y una pequeña antesala para la Feria del Libro que hoy se inaugura aquí en Valencia en los Viveros (detrás de mi casa, jejeje). Algunos podrían desollarme viva pero yo no soy fan del Quijote y no lo he leído de cabo a rabo, lo siento. Así que para festejar a los libros, no necesito de un día específico, pero sí que me gustaría recordar algunos párrafos de una de las novelas de ese pedazo de escritor que es don Arturo Pérez-Reverte.

Ah, por cierto, antes de que se me olvide: Por favor, pongan un libro en su vida, pero no lo dejen como elemento decorativo en las estanterías de su casa. Disfrútenlo, atesórenlo y no dejen de preservarlo para las generaciones futuras.

. Los libros son puertas que te llevan a la calle. Con ellos aprendes, te educas, viajas, sueñas, imaginas, vives otras vidas y multiplicas la tuya por mil. A ver quién te da más por menos, Mejicanita. Y también sirven para tener a raya muchas cosas malas: fantasmas, soledades y mierdas así. A veces me pregunto cómo conseguís montároslo las que no leeis.

. Leer, había prendido en la cárcel, sobre todo novelas, le permitía habitar su cabeza de un modo distinto, cual si al difuminarse las fronteras entre realidad y ficción pudiera asistir a su propia vida, como quien presencia algo que le pasa a los demás. Aparte de aprenderse cosas, leer ayudaba a pensar difrente, o mejor, porque en las páginas otros lo hacían por ella. Resultaba más intenso que en el cine o en las teleseries; éstas eran versiones concretas, con caras y voces de actrices y actores, mientras que en las novelas podías aplicar tu punto de vista a cada situación o personaje. Incluso a la voz de quien contaba la historia: unas veces narrador conocido o anónimo, y otras una misma. Porque al pasar cada hoja -eso lo descubrió con placer y sorpresa- lo que se hace es escribirla de nuevo.

. Y así Teresa comprobó que lo que no era más que un objeto inerte de tinta y papel, cobraba vida cuando alguien pasaba sus páginas y recorría sus líneas, proyectando allí su existencia, sus aficiones, sus gustos, sus virtudes o sus vicios. No hay dos libros iguales porque nunca hubo dos lectores iguales. Y que cada libro leído es, como cada ser humano, un libro singular, una historia única y un mundo aparte.

"La Reina del Sur"

Arturo Pérez-Reverte, 2002

20 abril 2008

Caridad


La mujer del chándal gris
Lo malo que tiene esto de montártelo de gruñón cada domingo es que, de pronto, estás sentado observando a la gente en una terraza de la plaza mayor de Gomorra, o de Sodoma, o de donde sea, tomándote una caña mientras miras hacia arriba con sonrisilla atravesada, esperando que empiece a llover napalm, y de pronto pasa un Lot o un justo cualquiera y, en plan aguafiestas, te fastidian el espectáculo. Eso, más o menos, fue lo que me ocurrió hace un par de días, cuando estaba en la Plaza de España de Madrid, antigua montaña del Príncipe Pío, intentado situar con un amigo el sitio exacto donde, a las cuatro de la madrugada de un 3 de mayo, los marinos de la Guardia Imperial gabacha le dieron matarile a cuarenta y tres madrileños. Estaba en eso, como digo, parado al sol -hacía un frío del carajo- mirando el paisaje y queriendo adivinar, bajo éste, las referencias urbanas y el punto de vista donde Goya se sitúo, y nos sitúo a los espectadores para pintar su cuadro.
En ésas veo llegar ante un semáforo, cuyo paso de peatones está a punto de pasar a rojo, a un ancianete tembloroso que caminando con dificultad, apresurado, inicia el cruce con pasitos tan cortos que nunca lo llevarán al otro lado antes de que los automóviles se le echen encima. Por un momento considero interrumpir la conversación y socorrer al abuelo; pero me encuentro relativamente lejos y comprendo que no llegaría a tiempo -tampoco es cosa de salir corriendo descamisado como Clark Kent-, que las ocho o diez personas que hay a un lado y a otro del paso de peatones tampoco van a mover un dedo y que el osado vejete tendrá que valerse con el único recurso de su baraka, carambola o no carambola, y la humanidad de los conductores -pocas veces excesiva en Madrid- que lo dejen cruzar, o no, antes de ir a lo suyo.
Entonces llega el aguafiestas. El semáforo de peatones acaba de pasar a rojo, y yo tengo preparado un hijos de la gran puta mental en obsequio de quienes miran impasibles, cómo el abuelo intrépido está a punto de convertirse en escabeche de jubilalata. En ese momento, del grupo parado en el lado opuesto de la calle se adelanta una mujer menuda, de pelo negro, vestida con un chándal gris y unas zapatillas deportivas, que lleva una bolsa del Corte Inglés en una mano. Dirigiéndose al encuentro del abuelo, esa mujer lo toma del brazo; y luego, haciendo ademanes en solicitud de paciencia a los conductores, lo acompaña hasta dejarlo a salvo en la acera, ante las miradas indiferentes de cuantos allí aguardan sin inmutarse. Pero lo que me llama la atención no es el episodio en sí, sino la extraordinaria ternura, el afecto insólito y dulce con que esa mujer ha cogido del brazo al vejete desconocido para conducirlo, tranquila y paciente -parecía tener todo el tiempo del mundo, y ponerlo a disposición del anciano-, hasta dejarlo a salvo.
La mujer ha vuelto a su acera, donde, mientras el abuelo se aleja, espera a que el semáforo de peatones cambie de nuevo a verde. Cruza entonces, con los otros peatones. Puedo observarla mejor cuando pasa a mi lado, y entonces advierto un par de cosas. El chándal gris se ve ajado, modesto. Ella debe tener treinta y tantos años y es -me lo había parecido de lejos, pero no estaba seguro- una inmigrante sudamericana, bajita y morena, con cara de india sin gota de sangre española y el pelo largo, muy negro y brillante. Procede, sin duda, de un país de ésos donde la miseria y el dolor son tan naturales como la vida y la muerte. Donde el sufrimiento -eso pienso viéndola alejarse- no es algo que los seres humanos consideran extraordinario y lejano, sino que forma parte diaria de la existencia, y como tal se asume y afronta: lugares alejados de la mano de Dios, donde un anciano indefenso es todavía alguien a respetar, pues su imagen cansada contiene, a fin de cuentas, el retrato futuro de uno mismo. Lugares donde la vejez, el dolor, la muerte, no se disimulan, como aquí, maquillados tras los eufemismos y los biombos. Sitios, en suma, donde la vida bulle como siempre lo hizo, la solidaridad entre desgraciados sigue siendo mecanismo de supervivencia, y la gente, curtida en el infortunio, lúcida a la fuerza, se mira a los ojos lo mismo para matarse -la vida es dura y no hay ángeles, sino carne mortal- que para amarse o ayudarse entre sí.
Por eso, concluyo viendo alejarse a la emigrante con su arrugada bolsa del Corte Inglés y su ajado chándal gris, esa mujer acaba de ayudar al abuelete: por puro instinto, sin razonar ni esperar nada a cambio. Por impulso natural, supongo. Automático. Acaba de llegar a España, y ningún sufrimiento le es aún ajeno. Todavía no ha olvidado el sentido de la palabra caridad.
Arturo Pérez-Reverte
XL Semanal
Diario Las Provincias
9 de marzo 2008

15 abril 2008

En los mayores apuros



Harry lo miró. Dumbledore no se reiría. Se lo podía decir.

-Anoche... pensé que era mi padre el que había hecho aparecer mi patronus. Quiero decir... cuando me vi a mí mismo al otro lado, pensé que lo veía a él.

-Un error fácil de cometer- dijo Dumbledore-. Supongo que estarás harto de oírlo, pero te pareces extraordinariamente a James. Menos en los ojos: tienes los de tu madre.

Harry sacudió la cabeza.

-Fue una idiotez pensar que era él -murmuró-. Quiero decir... ya sé que está muerto.

-¿Piensas que los muertos a los que hemos querido nos abandonan del todo? ¿No crees que los recordamos especialmente en los mayores apuros? Tu padre vive en ti, Harry, y se manifiesta más claramente cuando lo necesitas.


Harry Potter y el Prisionero de Azkabán
J. K. Rowling, 1999

Apenas fueron veintiún años juntas pero tú sigues viviendo en mi corazón y en los ojos de ese pequeño que cuidas desde donde estás.

14 abril 2008

Tibet

Monjes tibetanos protestando en Lhasa
Desde mediados de marzo han venido ocurriendo una serie de hechos que cuesta trabajo entender y mucho más tratar explicarlos. Hay toda clase de noticias y como siempre ocurre, hay mucha más información que llega a cualquier rincón del extranjero antes que a cualquier rincón del lugar donde están ocuriendo las barbaridades que la mayoría hemos visto a través de cualquier telediario. Resultaba difícil de creer la violencia con que fueron replegados los monjes budistas.
Las protestas comenzaron el pasado 10 de marzo, cuando cientos de monjes salieron a las calles de Lhasa para conmemorar pacíficamente el 49 aniversario de la aplastada rebelión de 1959 contra el dominio chino, que desembocó en la huida al exilio de 100.000 tibetanos, entre ellos el Dalai Lama. El 14 de marzo, los disturbios estallaron en Lhasa antes de propagarse a las provincias vecinas donde viven importantes minorías tibetanas. Los primeros cálculos señalaban que al menos diez personas habían muerto, entre ellos dos manifestantes por disparos de la policía china. Sin embargo el gobierno de Pekín pronto se atrevió a declarar que 'la situación bía vuelto a la normalidad', luego de los disturbios en los que se produjeron saqueos e incendios de tiendas, centros comerciales, vehículos e incluso una mezquita.
Los peores días fueron el 14 y el 15 donde cerca de 800 personas fueron arrestadas, Según las declaraciones de Wang Xiangming, subsecretario del Partido Comunista en Lhasa. Otros 280 se entregaron voluntariamente antes del periodo de gracia promulgado por las autoridades chinas que finalizó el 17 de marzo, añadió el funcionario.
Los disturbios, los peores registrados en el Tibet en 20 años y en los que según las autoridades murieron 19 civiles, la mayoría de etnia Han, a manos de tibetanos, han puesto de nuevo en el punto de mira a Pekín en cuestión de derechos humanos a cinco meses de la celebración de los Juegos Olímpicos.Wang añadió que los detenidos serán juzgados antes del 1 de mayo, con una premura que la prensa independiente interpreta como una prueba de la voluntad de Pekín de dar por zanjado el problema antes de la inauguración de los Juegos el 8 de agosto. (já)
Según la "versión oficial", civiles y monjes budistas de la minoría tibetana atacaron a civiles de la etnia mayoritaria china Han y sus negocios, en una revuelta instigada por el Dalai Lama, el líder espiritual y político en el exilio al que acusan de promover la independencia del Tíbet. Los grupos tibetanos en el exilio señalan por su parte que la cifra de muertos real asciende a 140, de ellos al menos 13 personas fallecidas por los disparos de las fuerzas de seguridad chinas contra los manifestantes, según la organización Free Tibet Campaign.
La oficina del Dalai Lama ha negado su implicación en los disturbios y dicen tener pruebas de que los peores actos de violencia fueron perpetrados por policías chinos disfrazados de monjes. Tras la revuelta, el gobierno comunista bloqueó el acceso al Tíbet a la prensa extranjera, y sólo a finales de marzo, un reducido grupo de corresponsales y otro de diplomáticos pudo acceder a la región en un breve viaje fuertemente controlado por las autoridades.
Sin embargo el pasado 3 de abril, según el diario Shanghai Daily, Lhasa (la capital del Tibet) volverá a estar abierta a los visitantes el próximo 1 de mayo.
Lo dicho: noticias de todo tipo van y vienen, pero lo cierto es que yo no creo nada de lo que declare el gobierno chino. Y naturalmente procuran "lavar su imagen" teniendo encima los juegos olímpicos y tantas amenazas de boicot o declaraciones de no asistencia inaugural como la del primer ministro inglés Gordon Brown. Aunque el viernes pasado, el Dalai Lama afirmó que no apoyaba el boicot: 'Yo apoyo esos juegos. No estoy contra China. Pero también soy un hombre comprometido con la democracia y no podría mandar a callar a los manifestantes', señaló el líder espiritual de 13 millones de tibetanos.'No somos partidarios de un boicot (pero) debemos dejar claro que los antecedentes chinos en relación con los derechos humanos no son buenos', agregó en una entrevista para la cadena de televisión estadounidense NBC. 'No estamos en contra del Gobierno de Pekín y tampoco buscamos independizarnos', matizó.Con esa declaración rechazó denuncias chinas de que las protestas tengan como objetivo promover una campaña en favor de la independencia del Tíbet, en la cual estaría implicado.'Yo soy un hombre de paz, un enemigo de la violencia', señaló durante una visita de cinco días a Estados Unidos. También declaró que además de problemas humanos el Tíbet sufre el de la pobreza.'Existe el peligro del hambre. Hay problemas médicos. Por favor envíen ayuda médica. Nadie quiere estos problemas'.
El Dalai Lama tiene más simpatizantes que detractores, pero estos últimos nuncan faltan. Los principales, claro, son el gobierno chino y varios periodistas que inclinan su balanza en favor del régimen, y no necesariamente tienen que ser chinos. Triste pero cierto.
Yo no soy una entendida del problema que padece el Tibet desde hace más de sesenta años, pero en cierta medida simpatizo con muchos de los preceptos budistas (la mayoría, por desgracis, casi inaplicables en este mundo occidental ) y la labor en el exilio que ha debido llevar y sostener alguien como el Dalai Lama, no olvidemos, Premio Nobel de la Paz 1989.
Aquí un poco de historia y a continuación un par de artículos que aparecieron ayer en el periódico y que quiero compartir con ustedes:
Las tropas del Ejército de Liberación Popular chino ocuparon el Tíbet en 1951 para acabar con el sistema 'feudal y esclavista' que, según Pekín, imperaba en la región.
La última 'insurrección' en el Tíbet contra el Gobierno chino tuvo lugar en 1989 y comenzó también un 10 de marzo en honor de la fallida revuelta de 1959, la cual dejó más de 10.000 muertos y obligó a emigrar a unos 100.000 tibetanos junto al Dalai Lama.
La rebelión de 1989, que dejó varias decenas de muertos, llevó al Gobierno chino a declarar la ley marcial durante trece meses.Por aquel entonces, el actual presidente del país, Hu Jintao, era secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) en Tíbet, la máxima autoridad en la región.
El Dalai Lama denunció el pasado 10 de marzo que 'la lengua, las costumbres y las tradiciones del Tíbet están desapareciendo gradualmente' y agregó que los tibetanos 'han tenido que vivir en estado de constante miedo, intimidación y sospecha bajo la represión china'. 'La represión continúa aumentando con múltiples, inimaginables y burdas violaciones de los derechos humanos, la negación de la libertad religiosa y la politización de los asuntos religiosos', afirmó el líder espiritual.
La corte del Dalai Lama
Bajo el Himalaya, la ciudad india de Dharamsala acoge desde 1959 a la máxima figura del budismo y es destino de los refugiados que huyen de Tíbet
Risueños monjes budistas envueltos en sus túnicas de color azafrán, famélicos santones medio desnudos y embadurnados en in cienso, andrajosos mendigos cu biertos de mugre arrastrando por el suelo sus piernas dobladas por la polio, espirituales mochileros 'neohippies' con melenas a lo rasta y calcetines sobre las sandalias y, sobre todo, un laberinto de restaurantes, cibercafés, puestos am bulantes y tiendas de recuerdos para los turistas donde se venden desde 'thangkas' -los típicos y coloristas cuadros budistas- hasta ropa de montaña falsificada. Bienvenidos a Dharamsala, una pequeña ciudad del norte de India donde, a la sombra de la sobrecogedora cordillera del Himalaya, vive el Dalai Lama, quien escapó de Tíbet tras la fallida rebelión contra las tropas chinas en 1959.
Desde entonces han huido unos 200.000 tibetanos, de los cuales la mitad se han instalado en India y unos 20.000 en el vecino Nepal. To dos ellos han seguido el ejemplo del venerado Dalai Lama, la máxima figura política y espiritual del budismo, quien se refugió primero en Mussoorie y en abril de 1960 trasladó el Gobierno tibetano en el exilio a Dharamsala.
A unos cuatro kilómetros de esta ciudad de 20.000 habitantes se levanta la estación de montaña de McLeod Ganj, un antiguo cuartel establecido por los británicos durante la dominación colonial en 1850 y bautizado en honor del entonces gobernador del Punjab, David McLeod. Aquí se halla la re sidencia oficial de Su Santidad el Dalai Lama, el jefe de este supuesto Estado tibetano que ningún otro país reconoce, en el complejo de Tsuglagkhang, donde también se encuentran el monasterio de Nam gyal y el templo de Kalachakra.
Unos kilómetros más abajo, si guiendo una tortuosa y estrecha carretera por donde los taxistas in dios sortean a toda velocidad las curvas y las vacas del camino al volante de sus diminutos Tata Indigo, una estupa preside la plaza donde se erige el Parlamento en el exilio. Sus 43 miembros, elegidos democráticamente, se reúnen dos veces al año bajo la presidencia del Dalai Lama. Todo un ejemplo de modernidad que contrasta con la figura del oráculo, quien sigue entrando en trance en unas ceremonias rituales que celebra varias veces al año para vaticinar el futuro y aconsejar al Dalai Lama en el conflicto con el régimen comunista de Pekín.
Durante estos días, miles de personas participan en multitudinarias vigilias por las víctimas de la represión con que el Gobierno chino ha aplastado la revuelta tibetana. Al amanecer, los guturales cantos de los monjes despiertan a sus habitantes y les indican el camino a seguir en una nueva marcha por la paz. Portando pancartas donde se pueden leer proclamas como "China, deja de matar en Tíbet", religiosos, exiliados y turistas comprometidos con la causa desfilan por las empinadas calles de McLeod Ganj.
Imagen de los muertos
En las ventanas y balcones cuelgan impactantes fotografías de los disturbios en Lhasa, que estallaron el 14 de marzo tras varios días de manifestaciones pacíficas que conmemoraban el 49 aniversario de la huida del Dalai Lama. A su lado, otras desgarradoras imágenes muestran los cadáveres ensangrentados de las víctimas de las balas chinas. Al anochecer, las velas de la procesión iluminan las calles y templos mientras los monjes entonan los tradicionales 'sutras' de amor y compasión.
"Tenemos que aprovechar la re percusión de los Juegos para que el mundo conozca el sufrimiento que padece Tíbet", explica Lobsang Palden, un monje que ha pasado 12 de sus 39 años en la cárcel. Asegura que fue torturado por la Policía china por retirar en 1994 una placa del Gobierno en su pueblo, en el condado de Linga, y es cribir sobre la misma "Tíbet libre". "Me interrogaban cuatro veces al día y me ponían electroshocks en varias partes del cuerpo y hasta en la boca", relata este prisionero político, quien pasó "cuatro años encerrado en una pequeña celda oscura y con goteras, donde había otros once presos y en la que nos echaban los platos de una co mida infecta a través de una rendija en la puerta". Según Lobsang Palden, "las condiciones eran tan malas y las palizas tan habituales que uno de mis compañeros, acusado de es pionaje, enfermó de una infección y murió en el hospital, mientras que otro se quedó deficiente después de que los guardias le pegaran sin piedad".

Un regalo envenenado
China pretendía usar los Juegos para legitimarse, pero se han convertido en un escaparate para sus detractores
Tíbet, derechos humanos, Darfur, violación de las libertades, Falun Gong, régimen dictatorial, brecha entre ricos y po bres, apoyo a Birmania, conta mi nación, censura, persecución de disidentes, seguridad alimen taria y un largo etcétera. China tiene demasiados enemigos co mo para que todos ellos firmaran una tregua durante la ce lebración de los Juegos Olímpicos de Pekín, que se inaugurarán el próximo 8 de agosto.
Más bien al contrario, la presión internacional se incrementará sobre el régimen comunista a medida que se acerca la fecha. Pero, debido al cada vez mayor peso del 'dragón rojo' en la escena internacional, a su condición de 'fábrica global' para las grandes multinacionales y a su quimérico mercado de 1.300 millones de habitantes, no serán los otros estados los que critiquen a China. Las denuncias vendrán por parte de la sociedad civil y de las ONG y grupos cívicos que no tienen que pagar el peaje que Pekín impone a gobiernos y empresas para hacer negocios en su país: el silencio.
Por eso, la revuelta popular en Tibet y las violentas protestas de esta semana contra el re levo internacional de la antorcha olímpica, que ayer corrió por las calles de Buenos Aires sin problemas, son sólo el aperitivo de un rosario de problemas. Junto al conflicto de Tibet, el auténtico caballo de batalla es la violación de los derechos hu manos y la falta de libertades en el coloso oriental, ya que el régimen comunista pretende legitimar ante el resto del mundo su autoritario sistema político gracias a los Juegos.
Sus detractores, en cambio, lo utilizarán para hacer 'perder la cara' al Ejecutivo chino. Así se ha visto durante las manifes taciones con motivo del relevo de la an torcha. Las movilizaciones, am pliamente difundidas por los me dios, han obli gado a los gobiernos de todo el mundo a plantearse un posible boicot a la ceremonia inaugural.
Como consecuencia, los Juegos se revelan como un regalo en venenado para el régimen comunista porque, en principio, iban a contribuir a su apertura, pero puede ocurrir todo lo contrario. Basta con echar un vistazo a los efectos de la revuelta tibetana para comprobar que, lejos de abrirse y mostrarse dispuesto a la negociación con el Da lai Lama, el Gobierno ha op tado por cerrar a cal y canto es ta región del Himalaya.
El régimen se había imaginado que tendría que enfrentarse a unos cuantos osados que iban a aprovechar el escaparate de Pekín 2008 para lucir camisetas contra la violación de derechos hu manos. Sin embargo, lo que se ha en contrado a pocos meses de los Juegos es la peor revuelta social vivida en el país desde 1989.
Sin embargo, ¿hasta qué punto está China dispuesta a aguantar la presión? La respuesta es compleja y sólo se sabrá a medida que se vaya acercando la cita olímpica, que estará trufada de incidentes por los numerosos enemigos que tiene el régimen comunista.
Pablo M. Diez
Enviado especial a Lhasa
Diario Las Provincias
13 de abril 2008

09 abril 2008

Desde Noruega con gótico humor



Advierto: no soy una especialista en cómics pero desde muy pequeña -quizás como todos- he tenido una especial predilección por ese género. Todavía me tocó la época del clásico mexicano Simón Simonazo y su versión sui-generis del grupo del momento KISS que tuvieron a bien llamar: CHISS, hahaha. Y quizá en alguna caja olvidada, en un rincón de mi casa en México, guardo un ejemplar donde parodiaban a Manuel "El Loco" Valdés y al gran jugador de futbol Leonardo Cuéllar (ahora entrenador de la selección femenil mexicana) en un número dedicado al balompié, por supuesto. También me tocó leer Memín Pingüin, alguna cosa de Kalimán (ambas publicaciones hechas con papel color sepia), la legendaria Familia Burrón, las Aventuras de Capulina (sí, lo admito, eran horrorosamente simpáticas, hahaha) y alguna otra publicación que de momento se me escapa.

Al cabo de los años, con la ventaja de que hubo una especie de boom del cómic netamente americano que provocó la apertura de varias tiendas de cómic en el DF, me aficioné un poquito más: descubrí a Neil Gaiman, por ejemplo. También ayudaron y mucho las incipientes convenciones de vendedores de cómics, donde aparecían personajes como el "Gringo Loco" que llenaba dos o tres stands con cajas y más cajas de cómics casi descontinuados a precios accesibles. Fue así como pude comprar una adaptación de la legendaria película Drácula, la del insigne Bela Lugosi, hecha a acuarela o descubrir a la genial Jill Thompson y su maravilloso personaje de la Scary Godmother, con sus vecinos la pareja de vampiros Max y Rubi, entre otros personajes entrañables. También adquirí algunos ejemplares de la adaptación a cómic de Interview with a Vampire, Lestat y The Witching Hour, aunque es una lástima que no pudiera hacerme con todas las colecciones. Dentro de las pequeñas joyas que tengo también se incluye la adaptación hecha por el gran Mike Mignola de la peli Bram Stoker's Dracula y el primer número del cómic que hizo Neil Gaiman usando como personaje principal a Alice Cooper.

Como se podrá ver, no soy una coleccionista friki, ni mucho menos. Sólo aprovechaba el momento. En cuestiones de super-héroes , a pesar de que soy gran fan de Batman, no tengo más que una adaptación (versión clásico cómic con colores primarios) que se publicó en México, vía Editorial Vid, de la primera peli dirigida por el oh gran guana Tim Burton. Y recuerdo mucho, hace cosa de unos 16 o 17 años, haber hojeado aquel cómic hecho a acuarela cuya portada llevaba al Joker. Me pareció algo genial pero nunca más me pasó por la cabeza comprarlo o algo así. Quizá vaya siendo hora de buscarlo, jejeje.

Hace cosa de unos diez años, mi mejor amiga regresó a México, luego de una larga estancia en San Diego, CA, con un cómic bajo el brazo que cuasi nos infarta de tanto que nos gustó: Gloom Cookie. Todo ambientado en el mundillo gótico con referencias a la escena de San Francisco, pero que bien se podía ubicar en cualquier otro lugar del mundo donde inevitablemente se caía en los clichés oscuros, hahaha. La historia creada por Serena Valentino y el trazo hecho por Ted Naifeh con diseño en blanco y negro (sólo las cubiertas eran a color) me parece que marcaron un antes y un después dentro del cómic no-manga, no-superhéroes. Lo malo, para mí, es que la colaboración entre Valentino y Naifeh no fue más allá de los primeros seis números. Después vinieron otros dibujantes, eficientes en la medida de lo posible, que intentaron mantener el estilo pero poniendo demasiados detalles propios y creo que terminaron cargándose la primera esencia de la protagonista Lex y sus acompañantes.







En blanco y negro y con una temática antisocial, destructiva y plena de humor negro está Johnny the Homicidal Maniac de Johnen Vasquez y toda la fauna que lo acompaña, jejeje, como aquella darkie paradójica llamada Anne Gwish, el niño asutadizo Squee y otros tantos. Esta serie es más antigua pues empezó a publicarse a principios de los '90 en la mítica revista Carpe Noctem, es ahí donde conocí a Anne Gwish, por ejemplo. Luego vino el ofrecimiento de la editorial Slave Labor Graphics y ahora corre el rumor de que luego de hacer una serie animada para Nickelodeon: Invader Zim (que fue cancelada al año y medio aproximadamente, debido a su tono oscuro y violento, según la cadena), está escribiendo el guión de una película que según esto, también planea dirigir.

Por supuesto también están Lenore y Emily Strange , personajes irónicos y oscuros con altas dosis de humor negro. Y después... después habrá intentos de copias. Poca gente tiene la virtud no sólo de ser un buen dibujante, sino de crear historias con gancho. Como está ocurriendo en Noruega.

Pero antes, un poquito de historia: Después de estudiar diseño gráfico en el Santa Monica College of Art en California, Lisa Myhre (1975) empezó a ganarse la vida ilustrando portadas de cd's y camisetas, y más o menos por esa época (1997) Nemi hizo su debut en una tira del suplemento, Den svarte siden (“La página negra”) que aparecía en Larson Gale Verden (“El loco mundo de Larson”), revista que publicaba las surrealistas viñetas de The Far Side de Gary Larson como serie estrella. Al principio, la tira era básicamente una crítica del mundillo gótico y heavymetalero. Posteriormente, tras ser rebautizada con el nombre de su protagonista, Nemi, e iniciar su andadura como tira diaria en marzo de 1999 en el periódico Dagbladet de Oslo, extendería su temática a otros aspectos polémicos de la sociedad actual como la inestabilidad laboral, la ecología o la situación política internacional, entre otros.

Nemi Montoya -su nombre y apellidos derivan del Lago de Nemi, en Italia, y de Iñigo Montoya, personaje de La princesa prometida (Rob Reiner, 1987), la película favorita de Myhre- es una joven de 26 años, y pese a que su aspecto gótico haga creer que su personalidad es aparentemente fría y amoral, nada más lejos de ello: Nemi tiene sus sentimientos y una pasión por vivir así como un temor, cual moderno Peter Pan, a “hacerse mayor” y perder la inocencia y el buen humor propios de los años jóvenes. Tampoco es un personaje solitario y suele estar rodeada por otros secundarios que incluyen a Cyan, su mejor amiga y a Tim, su ex-novio.

Además de aparecer en la prensa diaria, Nemi ha visto sus tiras recopiladas en álbumes y desde 2003 posee revista propia que, además de publicar sus tiras y material de otros historietistas noruegos, incluye series de otras procedencias como Lenore de Roman Dirge o Liberty Meadows de Frank Cho. Su popularidad ha atravesado fronteras, publicándose en más de 60 diarios, magazines y websites de Dinamarca, Suecia, Finlandia, Alemania, Gran Bretaña -donde aparece en el periódico gratuito Metro-, etc.

En alguna entrevista que ha concedido la autora de Nemi, comenta que su personaje piensa que es aceptable ser diferente, esa es su convicción y su fuerza motora y es por eso que es a la única que a la que dibuja en blanco y negro. Quizá no siempre caiga bien pero tiene muchos matices y facetas, es por eso que Lisa cree que mucha gente se identifica con ella. Está en sus veintitantos y sabe que las cosas no volverán a ser como ella las imaginaba de niña. Nemi puede ser cínica pero también muy romántica.

Mucha gente cree que Nemi tiene mucho de su creadora y Lisa declara estar cansada de que la gente piense o crea firmemente que las tiras son casi autobiográficas. Claro que pueden tener similitudes, a fin de cuentas, son madre e hija y resultaría imposible crear un personaje de la nada. Ambas son criaturas de la noche y de vez en cuando, Lisa le presta algunas prendas de su propio guardarropa a Nemi ;-) A ambas les disgusta el maltrato hacia los animales y comparten el mismo gusto musical. Pero a Nemi le disgustan los niños y a Lisa todo lo contrario.

Para Lisa, Nemi es su amiga imaginaria pero no un reflejo suyo o de su vida.

También declaró que sigue ilustrando libros, haciendo portadas de cd's y viñetas para Internet. Dice que es bueno de vez en cuando desconectarse de Nemi para así poder crear más historias, pero no pierde la esperanza de de algún día poder hacer historias largas y épicas. Dice que ama el formato de las novelas gráficas como forma de expresión y que V of Vendetta de Alan Moore y Books of Magic de Neil Gaiman están entre sus favoritas.

Norma Editorial recién ha anunciado que acaba de publicar la primera recopilación en español de esta caústica noruega :)

04 abril 2008

I have a dream

Martin Luther King

Mi generación no ha tenido, propiamente dicho, un personaje-emblema que luche por causas sociales. Somos una generación cuyos abuelos padecieron los estragos de la Segunda Guerra Mundial y nuestros padres vivieron demasiados cambios en las décadas de los '50 y los '60, demasiado rápidos para asimilarlos todos de una vez. Algunos de mi generación sienten una especie de rara pasión por el Che Guevara y por lo regular son aquellos que comulgan con el pensamiento de política de izquierdas. Otros, los menos tal vez, buscaron identificarse con personajes tan ilustres como Gandhi y en mi tierra les ha dado, desde hace cosa de unos veinte años, poco menos, por rescatar la imagen revolucionaria de Emiliano Zapata y tergirversar los "ideales" que pudo perseguir durante la guerra civil que vivimos en México entre 1910 y 1920.

Yo tuve un momento de "despertar político" a los 15 o 16 años. Empezé a interesarme por todo lo ocurrido en aquel mítico 1968: desde París, Praga y por supuesto mi Ciudad de México. En la escuela tenía un profesor de física que había estado aquella tarde fatídica del 2 de octubre en la Plaza de Tlatelolco siendo testigo del enfrentamiento entre los manifestantes y el ejército mexicano. A veces, con la mirada perdida, nos relataba todo lo que dolorosamente podía recordar de la matanza y el atropello y aquello me hacía estremecer. Inclusive tengo una foto de aquellos mis años juveniles, hahaha, donde estoy a un lado de algo que yo había escrito en el suelo de la escuela : El '68 no se olvida un lema del movimiento estudiantil que se estaba acuñando en aquel entonces cuando se cumplían veinte años de lo ocurrido.

Fue también la época en que busqué afiliarme a Amnistía Internacional y pensé seriamente estudiar derecho para dedicarme a ejercerlo en materia penal. Fue entonces cuando descubrí verdaderamente a Martin Luther King. Había sido asesinado cuatro años antes de que yo naciera, pero su amplia sombra aún arropaba los corazones de aquellos que buscaban la igualdad erradicando las estúpidas diferencias marcadas por la piel, cuando lo que realmente importa es el interior de cada ser humano.

Los años han pasado y en cierta medida mis "ideales políticos" cambiaron aunque no totalmente. Hoy sigo en contra de la intolerancia, la xenofobia y la segregación y sigo admirando a Martin Luther King igual o aún más que aquellos días que me emocionaba escucharlo vía grabaciones en video o en programas especiales de tele. Y hoy, damas y caballeros, se cumplen cuarenta años de que fuera asesinado vilmente un hombre que tuvo un sueño y que murió por él.

Yo tengo un sueño

El reverendo Martin Luther King Jr., ministro bautista y dirigente del Movimiento por los Derecos Civiles en Estados Unidos, fue asesinado hoy hace cuarenta años en Memphis, Tennessee, cuando se encontraba asomado a la galería del Motel Lorraine de la ciudad, a donde se había trasladado para apoyar una huelga local de los empleados de la recogida de basura.

Luther King, premio Nobel de la Paz en 1966, tenía casi 40 años cuando cayó fulminado a causa de los disparos que hizo sobre él, con un rifle de mira telescópica, James Earl Ray, un hombre blanco.

Luchador incansable por las libertades de los negros americanos y de todos los oprimidos, la vida del doctor Luther King estuvo siempre dedicada a la reivindicación de la igualdad entre los hombres blancos y de color, siempre mediante acciones pacíficas. Lo más tenso de su lucha se unió al clima de protestas contra la guerra de Vietnam, que se desarrolló en la segunda mitad de los años '60. El presidente Joh F. Kennedy había sido asesinado en 1963 y su sucesor en la Casa Blanca fue Lindon B. Johnson, del que King obtuvo algunas mejoras legislativas notables. Pocas semanas después de la muerte de King, en junio de 1968, otro extremista mató a tiros a Robert Kennedy, hermano del presidente asesinado.

Predicador infatigable, abogado de todas las causas, negociador incansable con el poder, el reverendo King nació en Atlanta, Georgia y desde muy joven fue un luchador decidido por la defensa de los derechos de la población negra. Fue presidente del Consejo Directivo de la Asociación de Cristianos del Sur donde, en la línea de Gandhi, estableció su renuncia a toda clase de violencia para conseguir estos objetivos, abogando por una resistencia pasiva. Un año después lograba que en los estados sureños se abolieran algunas leyes discriminatorias con la población negra.

El asesino del doctor King fue arrestado en Londres cuatro días después del asesinato. Extraditado a Estados Unidos un mes después, fue juzgado y condenado a 99 años de prisión. La viuda de King, Coretta y otros líderes de los Derechos Civiles americanos, en le año 1999, lograron un veredicto de conspiración para el crimen en el que se establecían implicaciones en el Ayuntamiento y el estado de Tennessee.

El 28 de agosto de 1963 una gran masa de 200, 000 personas que habían marchado sobre Washington para apoyar la igualdad de los derechos civiles, asistieron a uno de sus más famosos sermones-discurso: "Tengo un sueño", que ha pasado a la historia de la lucha por la igualdad y de la cultura universal. El discurso fue pronunciado ante la gran estatua de Abraham Lincoln, el padre de las libertades norteamericanas.

Esta es su parte final y sustantiva, en la que repite varias veces el lema "Yo tengo un sueño":

Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.

Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex-esclavos y los hijos de los ex-expropietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.

Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desieto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será tansformado en un oasis de libertad y justicia.

Yo tego un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y pequeñas niñas blancas como hermanos y hermanas.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada y toda la carne la verá al unísono.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza.

Con la fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación con una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.

Este será el día, este serña el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra de orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de New Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania!. Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad desde la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de los hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo espiritual nego: ¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!.

Nota de Redacción

Diario Las Provincias.

4 de abril de 2008